Dos funciones fundamentales del alma o espíritu



FICHA DE DIVULGACIÓN PASIONISTA No. 13

ESPÍRITU



Nuestra alma o espíritu no es algo que “tenemos”, primeramente es algo que “somos”, es el pulso, dentro de nosotros, de la vida que nos anima, aquello que hace que estemos vivos. En cuanto tal tiene dos funciones:


1. En primer lugar, es un principio de energía. La vida es energía. El alma es aquello que le da vida a un cuerpo.
En su interior reside el fuego, el “eros”, la energía que nos impulsa.


2. Pero el alma también viene a ser como el pegamento que nos mantiene unidos, es el principio de integración y de individuación personal. El ejemplo mas claro es el del cuerpo, cuando está vivo tiene alma, está integrado, todo funciona como un todo y hacia un mismo fin; pero cuando falta el alma o espíritu, cada órgano y cada sustancia siguen siendo por un momento, lo que antes eran, pero dejan de funcionar como un todo y el cuerpo se desintegra, y muere, ya que cada sustancia comienza a funcionar por su cuenta, sin unidad. Por eso el ama tiene la función de pegamento, de unidad.


“Perder el alma” equivale también a despegarnos, desintegrarnos.
Un espíritu o alma sana es aquella que mete el fuego en nuestras venas, nos mantiene vibrantes, amando la vida, y cuando nos mantiene el la unidad, en la conciencia de saber quiénes somos, hacia dónde vamos, cuando tenemos un sentido para vivir.


Podemos decir que el alma tiene, en ella, un principio de caos (fuego que vibra) y un principio de orden (unidad que armoniza), y su salud depende de darle a cada cual lo que le corresponde. Si tenemos demasiado caos morimos por disipación; si tenemos demasiado orden morimos de monotonía y aburrimiento. Energía e integración, pasión y disciplina, fuego y agua vivirán con constante combate.


Por eso, vivir no es cosa fácil. Algunas cosas en la vida nos ayudan a darnos fuego y otras nos ayudan a sobrellevar pacientemente las tensiones de la vida. Ambas tienen su lugar en la vida espiritual. El alma es una forja que se ve calentada por fuego y después enfriada con el agua.
Una última cosa acerca del alma; cuando hablamos de alma, también nos referimos a su omnipresencia en todo el universo natural. En muchos momentos de la antigüedad se ha pensado
que no solo las personas, sino que todo lo que vive, tiene alma o espíritu: un animal, una planta, y
hasta un planeta.


La naturaleza es toda una; pero una parte de ella tiene conciencia de sí misma, y otra parte simplemente tiene conciencia, y otra parte solo posee una conciencia muy oscura. Por eso podemos decir que toda la naturaleza, incluyendo la humanidad, está impulsada por el alma, el espíritu, el deseo, el eros, el anhelo.
Formamos parte del universo, y somos la parte que ha llegado a tomar conciencia de sí misma; en nosotros tenemos un espíritu, un alma, y lo que hacemos con esa alma es nuestra
espiritualidad.


P. José Luis García, c.p.

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