NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS 1 DE SEPTIEMBRE
Ignoramos la época concreta del origen de la devoción del pueblo de Cobos a la Virgen de los Remedios, pero de la lectura de los libros parroquiales sí queda claro que ya existía la devoción en 1642. En ese año la imagen y la cofradía estaban ubicadas en la ermita de San Gregorio, y la cofradía estaba integrada en la de San Gregorio y San Andrés.
Hay indicios de la existencia de una imagen de características similares en la ermita de San Gregorio al término de la revolución francesa, aunque bien pudiera ser otra diferente a la actual.
El tamaño de la imagen es de 120 cm. de altura, sin contar la peana y la corona. De ordinario tiene corona sobre su cabeza con doce estrellas y está aposentada en un trono de plata. Con las manos juntas por delante, sujetando un rosario y una flor blanca, representa a una mujer de unos 25 años de edad, con una fisonomía guapa. La corona se reformó en los años 1906 y 1917.
Hay indicios de la existencia de una imagen de características similares en la ermita de San Gregorio al término de la revolución francesa, aunque bien pudiera ser otra diferente a la actual.
El tamaño de la imagen es de 120 cm. de altura, sin contar la peana y la corona. De ordinario tiene corona sobre su cabeza con doce estrellas y está aposentada en un trono de plata. Con las manos juntas por delante, sujetando un rosario y una flor blanca, representa a una mujer de unos 25 años de edad, con una fisonomía guapa. La corona se reformó en los años 1906 y 1917.
DONACIÓN A LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS
El día 27 de febrero de 1864 el señor cura de COBOS don Bruno Cantalapiedra recibe de los testamentarios de don Antonio Sacristán (q.e.d.) natural de Cobos y vecino de Madrid un vestido de tisú de oro y plata, legado dejado en su testamento por el mencionado don Antonio para la virgen de los Remedios, que se venera en el citado pueblo, además de una corona de plata, un ramo del mismo metal y unas andas con los cajones para su custodia.
Los citados testamentarios le manifestaron a don Bruno que dichos regalos sean exclusivamente para dicha Virgen, y en el caso de que por cualquier evento quisiese el gobierno incautarse de ello, entonces se reservan los testamentarios o sus herederos el derecho a reclamarlo para si.
Y para que conste lo firma don Bruno Cantalapiedra y uno de los testamentarios, don Carlos Fernández vecino de Madrid en la citada fecha.
La imagen abandona su espacio en el retablo y permanece en su carroza desde la víspera de la fiesta hasta el día de la octava. El manto que la cubre durante esta semana está bordado con hilo de oro y sobre él, sujeta con la corona, una formidable y fina toca de tul, con adornos en hilo de oro, que en 1910 regaló D. Serapio del Pozo. La corona está confeccionada con monedas de plata engarzadas y soldadas, regalo de D. Jesús Agüero.
A "Los remedios", como es conocida la fiesta en honor de Nuestra Señora de los Remedios, acuden los hijos del pueblo desde los distintos rincones de la geografía española, para venerar a "su virgen", costumbre aprendida de los mayores. Nadie nacido en Cobos, esté donde esté, olvida ese día.
La fiesta comienza la víspera por la noche con "el cirio" o "teo", costumbre nacida en los años que no había luz eléctrica, y que consistía en iluminar la explanada de la iglesia mientras se acompañaba con música a las familias que ofertaban el cirio a " La Virgen" desde su casa a la iglesia. "El teo" consiste en un recipiente de hierro con paredes en forma de parrilla, anclado en un palo alto donde se ponen las piñas encendidas para iluminar el entorno.
El día de la fiesta y "su octava" se celebra misa solemne y procesión por todo el pueblo. Durante la procesión, devotas y devotos cogen los seis cordones que salen de la carroza, tres a cada lado, acompañando a "La Virgen" en su recorrido. En las paradas que realiza la carroza a lo largo de la procesión, se danzan las jotas populares. Un bello estandarte precede siempre a la imagen en la procesión. Posteriormente, se ha instaurado el tradicional refresco, que hasta 1856 sólo era para cofrades; actualmente asiste todo el pueblo.
A "Los remedios", como es conocida la fiesta en honor de Nuestra Señora de los Remedios, acuden los hijos del pueblo desde los distintos rincones de la geografía española, para venerar a "su virgen", costumbre aprendida de los mayores. Nadie nacido en Cobos, esté donde esté, olvida ese día.
La fiesta comienza la víspera por la noche con "el cirio" o "teo", costumbre nacida en los años que no había luz eléctrica, y que consistía en iluminar la explanada de la iglesia mientras se acompañaba con música a las familias que ofertaban el cirio a " La Virgen" desde su casa a la iglesia. "El teo" consiste en un recipiente de hierro con paredes en forma de parrilla, anclado en un palo alto donde se ponen las piñas encendidas para iluminar el entorno.
El día de la fiesta y "su octava" se celebra misa solemne y procesión por todo el pueblo. Durante la procesión, devotas y devotos cogen los seis cordones que salen de la carroza, tres a cada lado, acompañando a "La Virgen" en su recorrido. En las paradas que realiza la carroza a lo largo de la procesión, se danzan las jotas populares. Un bello estandarte precede siempre a la imagen en la procesión. Posteriormente, se ha instaurado el tradicional refresco, que hasta 1856 sólo era para cofrades; actualmente asiste todo el pueblo.
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