SAN PABLO DE LA CRUZ

Homilía del P. Luigi Vaninetti, c.p.

1a. Parte

San Pablo de la Cruz, nuestro Padre y Fundador.

Deseo sintetizar en tres puntos geográficos mi reflexión.  Estos nos narran el camino de la vida y la obra de S. Pablo de la Cruz y sugieren tres dimensiones fundantes de nuestra vocación y de nuestra misión.

1. CASTELLAZO-OVADA (1694-1721)
Pablo Danei nace en Ovada y vive su juventud en Castellazzo.  En Castellazzo atiende y se hace responsable dela situación de la familia, se inserta en el contexto comunitaria de la parroquia y expresa su fe según las modalidades y los compromisos de su tiempo.
A los 19 años vive su "conversión" que describirá como una fuerte experiencia de Dios y que se volverá , desde ese momento, en la referencia absoluta de su vida y en la relación más profunca y personal que cualificará sus opciones: Desde ese momento llamará a Dios "mi Dios".  Este es un momento que no tendrá vuelta atrás.

A través de sus continuas intuiciones e iluminaciones busca comprender cómo vivir dedicado a Dios, a favor de los hermanos y de la iglesia.  Progresivamente va sintiendo el impulso a la soledad y a la oración para después "reunir compañeros que vivan juntos y anuncien el Evangelio de la Cruz".

No se unirá al movimiento de los ermitaños solitarios que eran numerososo en aquel tiempo, ni entrará en ninguna Congregación religiosa que también eran muchas en su ambiente: ¿por qué razón?  Porque encontrará la síntesis de su vocación en las visiones que en el año de 1720 lo conducirán a comprender que su vida es hacer memoria de la Pasión de Jesús y encaminar a los hermanos en este misterio de amor y de salvación.

Dejará Cstellazzo a los 27 años en 1721 después de haber tenido la experiencia de desierto en la pequeña sacristía de la Iglesia de S. Carlos y de haber escrito su Diario y las primeras Reglas de la nueva Congregación.  Su camino vocacional se ha cumplido, tiene clara la llamada de Dios y la misión que tiene que realizar y partirá a Roma para obtener la aprobación.

Este primer periodo de la vida de Pablo subraya el fundamento de nuestra vocación: la experiencia de la llamada de Dios en la vida personal (ideal de eternidad), y a través del discernimiento de los eventos y de las personas, la dedicación completa dela propia vida a la misión según la experiencia carismática de Pablo de la Cruz.  Esta experiencia carismática implica la soledad como "distancia crítica de los principios y de los proyectos del mundo"

(Const. 54) y la oración "para entrar en relación con el Padre y para comprender su voluntad de salvación del mundo" (Const. 54).

A pesar de la complejidad del mundo actual y con los desafíos inéditos que nos propone como son la secularización, la pérdida del sentido de la justicia, la interculturalidad; la fuerza de nuestra vocación y de nuestro compromiso radica en esta interioridad que está bien expresada en nuestras Constituciones: "buscamos la unidad de nuestra vida y de nuestro apostolado en la Pasión de Jesús... Contemplamos a Cristo en asidua oración que, al entregar su vida por nosotros, revela el amor de Dios a los hombre y el camino que también éstos deben seguir..." (Const.5).

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